ÍCONO LEGENDARIO DE LA ARQUITECTURA MUNDIAL
(2da y última parte de la nota publicada en la revista Bar and Drinks Nro.68, réplica digital con álbumes completos)
// VIENE DE LA 1RA PARTE (pag. 1 a 6)-click aquí-
CANDELA Y EL PECULIAR EDIFICIO DE ENVASADO
En 1960 cuando abrió esta Planta, solo había un edificio que era de envasado. Felici nos explicó que en 1971 se habilitó una 2da nave, la que nos hizo recorrer. Cada almacén de este sector es el doble de grande que uno de añejamiento.
Desde la planta alta, en un pequeño box vidriado, apreciamos las líneas de embotellado, pero sobre todo las formas curvas de la construcción y los techos abovedados. Técnicamente es un formato llamado “Paraboloides hiperbólicos”, obra muy destacada del Arq. madrileño FÉLIX CANDELA (1910–1997), quien se exilió joven a México en 1939.
Entre 1958 y 1960 Candela diseñó y construyó: el área de envasado; los warehouses; el comedor para empleados; y hasta el estacionamiento! Todo donde solo había un terreno pelado en pleno campo.
Inspirado en la terminal aérea de Saint Louis, Missouri-EE.UU., el blanco edificio de embotellamiento es un ícono de su estilo, con estructuras ligeras de hormigón de solo 4 cms de espesor. A simple vista se ven las marcas de los esqueletos de las maderas impregnados en el hormigón.
Cada una de las 4 esquinas del techo abovedado se apoya en una pierna, que transfiere los pesos a los cimientos, a la par que es antisísmico. O sea, no hay columnas intermedias para sostener el techo.
Son 6 cúpulas esféricas y en picada, organizadas en pares de 3 filas, cada una de planta cuadrada. Así Candela logró un amplio espacio interno, sin la interrupción de apoyos.
Primero hizo 3 bóvedas, y en una 2da fase en 1971 sus hermanos otras 3 gemelas.
Es también magnífico en este diseño que recuerda una catedral moderna, que todo el interior tiene ventilación y luz natural que entran por los costados, sin radiación solar directa en ningún momento del día, conservando la frescura sin necesidad de aires acondicionados.
Bacardí en resumen, produjo uno de los mejores conjuntos de la arquitectura moderna en México, impresionando el contraste conceptual. Del rigor geométrico de MIES –la caja negra con estructuras de acero–, a las formas más sinuosas y orgánicas de los techos de CANDELA. Aunque por entonces, la gran figura era el alemán, el español era un arquitecto más pragmático que diseñó otras estructuras para la empresa, incluido el Bat Pavilion en la destilería central de Bacardí en Puerto Rico.
MÉXICO, UN SÚPER MERCADO
En Tultitlán producen 300 botellas de ron por minuto, para todo el continente menos sus vecinos del norte. Un 60-65% de la producción abastece al mercado interno, que es el más importante de Latinoamérica en volumen e ingresos. Años atrás llegaron a vender en México hasta 8 millones de cajas de 9 lts. al año de Bacardí, aunque EE.UU. -mercado Nro.1- llegó hasta 12 millones.
La paradoja es que hoy la compañía produce más tequila que ron en México. La compra de los tequilas Cazadores en 2002 y Patrón en 2018, cuyas plantas en Jalisco producen un 60% para EE.UU., inclinaron los números.
El Grupo Bacardí a nivel global con más de 200 marcas, cuenta con más de 8000 trabajadores, a los que llaman “primos”. En México, la planta de Bacardí tiene 318 “primos”, pero son 3005 incluyendo los Tequilas Patrón y Cazadores.
LAS PLANTAS DEL GRUPO
La compañía ha tenido diversas sedes industriales y administrativas, aunque hoy las oficinas centrales siguen con base en Bermuda. En tanto, la oficina regional para América Latina atiende en Panamá, y para Norteamérica en Miami.
En resumen, el Grupo opera en más de una decena de países, en orden de importancia: Puerto Rico, México, EE.UU. e India, enorme mercado con una planta completa. Lo que no hace Puerto Rico es embotellar, enviando para ello a su planta de Jacksonville, al norte del Estado de Florida-EE.UU. Mandan en barco como a otras plantas de envasado en Barcelona e Italia.
Vale destacar que,a posteriori de un largo período de aperturas de plantas post-Revolución Cubana, hace 15 años vienen optimizando procesos cerrando destilerías y fraccionadoras: en 2016 cerró la de fermentación y destilación de La Galarza, en Puebla-México; en 2017 la de Mollet del Vallès, en Cataluña; en 2015 la embotelladora de Recife- Brasil. En 2008 había cerrado la embotelladora de Málaga-España, y la planta de Bahamas.
PRÁCTICAS SUSTENTABLES
Saliendo del sector Envasado, pasamos por otro edificio vidriado donde se ven tanques de acero inoxidable, y donde se ubicaba un laboratorio (bajo la ISO 17025) destinado al control de calidad de las materias primas, de los productos intermedios y los terminados.
El anfitrión nos fue comentando sobre iniciativas en sustentabilidad y medio ambiente. Bajo el concepto “Zero Waste to Landfil” por ej. trabajan en: proyectos de economía circular con proveedores; certificaciones de industria limpia; reducción de uso de plásticos; jardines diseñados para la biodiversidad; con energía eólica (o sea, limpia); uso eficiente y captación de agua; y en nuevos proyectos para reducción de emisiones.
EL RICO MUSEO DE BACARDÍ
Entramos a un edificio anexo al principal del Arq. Mies Van Der Röhe, donde preservan el legado de la marca. Este LEGACY ROOM es ahora llamado José “Pepe” Sanchez Gavito, en honor a la trayectoria del Maestro Ronero, decano mexicano con más de 50 años de trayectoria, gran referente en la Industria del Ron y quien fuera el 1er destilador en la compañía fuera de la dinastía familiar.
Subimos al salón donde Charly Felici fue armando el museo, con artículos y materiales cedidos por miembros de la familia Bacardí en México. Con espacio para unas 15 a 20 personas circulando, es mucho más pequeño que otros museos de la marca como el de Puerto Rico. No obstante, la magia se percibe al instante. Parecía un despacho presidencial de la época inaugural de esta planta en los 60´s, con sillas originales Barcelona, Brno, mesas Tulip y sillas Cesca.
Felici nos fue describiendo cada objeto que ahí atesoran. Empezó por algunas botellas de Ron Bacardí cerradas con cera, sobre todo una del 1900 con la etiqueta casi disuelta por tanto tiempo. Otras que datan de los años 30´s de la 1ra planta en México abierta en 1931, en 2 piezas del Carta Blanca resguardadas en cajas de acrílico.
Un cuadro en un atril exhibe la evolución de las etiquetas desde sus primeras ediciones, en los 30´s, 40´s, hasta la de los 60´s, 80´s y actuales, complementando tantas botellas con empaques, tamaños y formatos diversos elaborados en esta planta. Así apreciamos la evolución en el tiempo de Ron Bacardí Carta Blanca y de las líneas de los obscuros: Carta Oro, Añejo, Solera, etc.
Pudimos apreciar varias ediciones especiales, limitadas y de colección, como las clásicas “damajuanas” de los 30´s a los 60´s. Algunas enlatadas de la Cuba Libre, e incluso un Anís Bacardi de los 60´s, algo habitual en la industria mundial de spirits, usar la marca para otras categorías.
También asombra un Carta Oro con etiqueta del centenario del Cuba Libre de 1998 y con el logo de Coca-Cola. Seguimos viendo copas y vasos conmemorativos, posavasos, removedores, recetarios antiguos, llaveros y todo tipo de merchanding, todo muy bien exhibido.
Más impactan objetos de la Bacardi Cubana pre-revolución. En una vitrina habían hasta cheques de esa época, un pasaporte cubano de 1962 y artículos de 1954, de cuando Ernest Hemingway ganó el Nobel de Literatura y fue recibido en la cervecería Hatuey, con vasitos de la cerveza cubana de esos años. Vale recordar que los personajes del novelista de EE.UU. solían beber Mojitos y Daiquiris con Bacardí, no con Havana Club que luego capitalizó el discurso cubano.
Sobre un carrito aparte, Felici exhibía botellas conmemorativas de Bacardí súper premium. Por ej. una redonda para el Aniversario 150º, edición limitada de 3000 botellas que se llamó “Maestros del Ron, Ron de Maestros”. Se trató de un single barrel, con las coordenadas impresas de la planta original de Santiago de Cuba y el mapa de Cuba en la base. Un tremendo ron que vale unos 1000 u$s.
Otra botella se destacaba con un diseño réplica de los años 30´s, la Millennium hecha para la llegada del año 2000, con un Bacardí 8 Años hecho en Bahamas y terminado en barrica de jerez.
Otra exhibida era del 2016 por el 85 aniversario de Bacardi México. Nos gustó una de Carta Blanca con etiqueta en braille para el aniversario 160 de la compañía, parte del programa “Belonging” que promueve la inclusividad para todos.
Pasamos a una hermosa mesa de medallas inspirada en la Casa de Moneda de México, mostrando las ganadas por Bacardí en ferias internacionales. Vimos de 1881; de 1888 cuando la Real Casa Española nombra a la compañía Bacardí como proveedora oficiales; otra de París de 1900; de Matanzas; y de New York en 1901, todas con sus diplomas.
Un par de metros más allá, un viejo televisor de 1962, como pie para exhibir en la pantalla gigante, comerciales de los 70´s como “Sabor Bacardí” y “Agarra La Jarra” (para mezclar con gaseosa cola en 4 vasos).
Se ve que en los 80´s le daban mucha relevancia a los certámenes musicales televisados, por eso tienen material de “Valores Juveniles Bacardi” y del auspicio al Festival OTI de la Canción. Hay recortes de periódicos de 1991, una placa con las firmas de los cantantes que lograron fama tras esos concursos, y fotos al ganar un disco de oro por las ventas de long plays.
Libros por supuesto no faltaban. “Bacardi México” era de los más lindos que hojeamos, de 2004/05 con la historia de la planta y de la comunicación.
También vimos avisos como en una revista de 1942, promocionando el clásico coctel Mary Pickford de los años 30´s: “Prepárese con 1/3 parte de jugo de piña y 2/3 de Bacardi, unas gotas de granadina y hielo picado. Agítese bien y sírvase luego”.
Detrás del escritorio principal, lucen la colección literaria de Emilio Bacardi, escritor y 1er presidente de la compañía. Cuentan con ensayos y obras de teatro que van desde 1890 a 1903. Emilio también fue el 1er alcalde de Santiago de Cuba, después de la independencia de España en 1898, y vimos un diploma alegórico.
De lo más impresionante fue ver desplegar sobre una gran mesa, los planos originales de la obra civil de las instalaciones del Arq. Félix Candela, con las áreas de tonelería y de envasado con su firma manuscrita, y además el plano del diseño de la botella de 1958, hecho por una vidriería local.
Nos mostraron un documento de control manuscrito de salidas y entradas en 1956 de esta planta, y algo más interesante: una carta del presidente de Bacardí que con la revolución cubana desatada, solicitaba al embajador de Brasil en La Habana, refugio para su vicepresidente y familia para asilarse en Recife. Una pequeña parte de tan controvertida historia…
CULMINANDO EN EL BAR
Justo debajo del museo, en la planta baja del edificio dispusieron un bar tipo escuela, donde capacitan al staff. Allí el histórico bartender de la empresa MARIO AGUILAR, nos esperaba con súper clásicos como el Mojito, el Daiquirí original y la Cuba Libre, pudiendo filmarlo mientras contaba cada tip de las preparaciones.
La barra tenía todo el equipamiento necesario, más estaciones móviles para los alumnos, mientras que botellas de todo el portafolio del Grupo y algunos cuadros con antiguos avisos gráficos, decoraban la sala.
Además de almorzar un sandwich, Charly nos ofreció allí probar un par de rones muy añejados de Bacardí, incluyendo un 16 Años.
Fue un cierre inmejorable, antes de pasar por el edificio donde con su equipo terminaban el shop de próxima apertura, al estilo de las grandes destilerías de Bourbon. Lástima que llegamos antes, porque hubiéramos comprado todo tipo de merchandising. No obstante, puede ser otra buena razón para regresar a esta meca mundial del Ron.